La Salle Bonanova es un gran instituto privado de prestigio en las afueras de Barcelona, a los pies de la montaña del Tibidabo. Un nuevo sistema de gestión de acceso completo y flexible ha traído recientemente tranquilidad a los estudiantes, profesores y padres.
Al pasar las enormes palmeras frente al impresionante edificio principal de piedra arenisca, se tiene la sensación de estar entrando en un antiguo palacio. El arquitecto Ignasi Romañá se inspiró en el monasterio de Poblet, un pequeño pueblo de Cataluña. La escuela fue inaugurada en 1889 por el Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que es una orden de enseñanza católica romana. Hoy en día, La Salle Bonanova es considerada como una de las diez mejores escuelas de España.
Después de que se hayan añadido varios edificios en las últimas décadas, el complejo de edificios completo tiene ahora un mínimo de ocho pabellones. Algunos de los estudiantes viven en una de las 153 cómodas habitaciones de huéspedes del campus. El complejo de la escuela cuenta además con salas de estudio, una excepcional biblioteca, así como con un comedor y una cafetería.
Los estudiantes practican deportes de equipo e individuales en el centro deportivo; incluso pueden nadar en la piscina y relajarse en el spa. El campus también cuenta con un museo de mineralogía, un museo de aves y mariposas, así como un museo de botánica. La escuela también alberga varias iglesias e incluso un teatro con una capacidad de 1151 asientos.
Fácil y seguro
Las motos pasan de largo. Los últimos tres coches que dejan a los niños se acaban de ir. El director Juan Carlos Jara Reig está mirando por las ventanas altas, sonriendo. Todos sus alumnos han llegado a tiempo, sin retrasos ni estrés. El día a día de las diferentes instalaciones de la escuela necesitaba ser más eficiente, conveniente y seguro. Las tecnologías de acceso inteligente ofrecían la solución perfecta.
Se introdujo un avanzado sistema de gestión de accesos para asegurar edificios, habitaciones y áreas. También supervisa varios servicios del edificio. Componentes físicos como barreras de carretera, torniquetes, cerraduras mecánicas y cilindros, junto con los accionamientos eléctricos y los cierrapuertas completan el conjunto.
Ha mejorado la organización de muchas maneras. Los maestros sienten el control porque saben qué estudiantes han entrado al campus de la escuela y cuáles están ausentes. A su vez, los padres se sienten seguros porque saben que sus hijos han llegado a la escuela.
Jara Reig, director de La Salle Bonanova
Tarjeta de acceso
Todos los estudiantes tienen una tarjeta de identificación, explica el director. «Da acceso a áreas predefinidas del edificio. Así que nuestras autoridades responsables saben qué estudiantes están presentes y dónde. Esta información nos ayuda de muchas maneras, como en la gestión del tráfico de padres que recogen a sus hijos en coche».
La hora del almuerzo. Un océano de voces inunda los silenciosos pasillos. Los estudiantes de diferentes edades se dirigen al comedor para llenarse con las diversas opciones de alimentos saludables que se ofrecen. Gracias a las soluciones de acceso, el personal de cocina puede planificar cuántas comidas, de qué tipo y cuándo deben servirse. Esto no sólo agiliza la preparación, sino que también reduce los costes.
«Ahora, todos los estudiantes reciben la comida que quieren en el momento adecuado», dice Jara Reig. Añade: «Con este sistema, podemos garantizar la seguridad y el control. Ayuda mucho al desarrollo de la escuela, lo que beneficia a los niños».