Desde las residencias de ancianos, hasta los centros comerciales, la gestión de las instalaciones durante el brote de COVID-19 ha tenido una gran importancia a la hora de controlar esta crisis de salud pública. No hay duda de que nos encontramos en una situación en la que se requiere una excelente gestión de las instalaciones durante el desafío que supone el COVID-19. Sin embargo, las instalaciones y por lo tanto los administradores de las mismas desempeñan un papel fundamental a la hora de frenar y eventualmente detener la propagación del virus.
Desde julio de 2020, zonas del mundo como Europa o Nueva Zelanda están volviendo lentamente a la normalidad después de duros confinamientos. Millones de personas están saliendo de nuevo a la calle. Sin embargo, como la pandemia no ha terminado, los administradores de las instalaciones tienen una mayor responsabilidad que nunca para responder a estos cambios, dando prioridad a la salud pública.
Las necesidades de cada instalación son únicas y dependen del espacio físico, el personal, la población, las operaciones y otros recursos y condiciones. Las cuatro consideraciones operacionales siguientes pueden ayudar a los administradores de instalaciones a prestar un mejor servicio a sus empleados y a las comunidades.
Mantener áreas comunes de alto uso
Sin importar cual sea su área de operación, la mayor prioridad de la gestión de las instalaciones durante el brote de COVID-19 es cumplir con las máximas normas de higiene.
A estas alturas, muchas industrias, desde la hostelería hasta el transporte o la atención sanitaria, han puesto en marcha iniciativas para «Mantenerse seguro» que detallan algunas pautas de higiene y limpieza. Por lo tanto, los administradores de las instalaciones deben seguir los consejos de sus respectivas autoridades comerciales e industriales.
«Además de desinfectar todas las superficies y proporcionar una ventilación de aire adecuada, los administradores de las instalaciones podrían considerar la posibilidad de crear zonas «sin contacto».«
Sin embargo, incluso aunque exista poca superficie de contacto, cada instalación debe contar con estaciones adecuadas de higienización de manos y debe aplicar el uso de mascarillas siempre que sea necesario.
Diseñando un flujo de personas
Los administradores de las instalaciones pueden lograr un contacto mínimo, o incluso zonas «libres de contacto», planificando y diseñando cuidadosamente la interacción de las personas con las instalaciones. Para ello, deben tener en cuenta las funciones de sus instalaciones, así como los servicios ofrecidos.
Por ejemplo, una vez que los clientes o los miembros del público llegan a la instalación, su entrada podría facilitarse mediante tecnologías de acceso sin contacto como las puertas automáticas con apertura por proximidad. Podrían moverse dentro de los edificios usando ascensores inteligentes activados por reconocimiento facial.
Los administradores de las instalaciones deben comprender los límites físicos de cada edificio e identificar una capacidad máxima para cada sala. De esta manera, pueden establecer un flujo de personas cumpliendo estrictamente las reglas de distanciamiento social.
«Para ello, pueden utilizar separadores físicos, así como soluciones de acceso digital que cuentan el número de personas.«
Optimización de la gestión del personal
Los empleados son el recurso esencial de la administración de las instalaciones durante el brote de COVID-19. Si la naturaleza de la instalación lo permite, los gerentes deben disminuir la concentración del personal y aumentar el espacio entre ellos, fomentando el distanciamiento social.
Los responsables de las instalaciones deben preparar y planificar el ausentismo de los empleados. En aquellos países que se tomaron medidas a tiempo contra el COVID-19, millones de personas están volviendo a trabajar. Sin embargo, muchas partes del mundo también se enfrentan a una «segunda ola». Por lo tanto, todo el personal debe tener acceso a un plan de emergencia completo que incluya todos los contactos e información pertinentes.
Compromiso a largo plazo con la salud y la higiene
Como muchos otros desafíos de salud pública anteriores, es cuestión de tiempo que el brote de COVID-19 esté bajo control. Sin embargo, una vez que el COVID-19 deje de ser una preocupación crucial, siempre habrá otros riesgos y peligros potenciales para la salud.
Por lo tanto, cada instalación debe tener una visión a largo plazo comprometiéndose con la excelencia en salud e higiene – se debe de utilizar cualquier tiempo de inactividad potencial para invertir en estos recursos. Las actualizaciones e inspecciones regulares, la optimización de los recursos humanos disponibles en las instalaciones, así como el aprovechamiento de las últimas tecnologías, mantendrán este compromiso dinámico.
La investigación médica y las nuevas regulaciones relativas a la pandemia de COVID-19 siguen desarrollándose rápidamente. Por lo tanto, los administradores deben mantenerse informados y al día con sus requisitos y directrices de gestión de instalaciones locales y nacionales.