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Cómo Oslo se Convirtió en la «Capital de los Coches Eléctricos»

Oslo, Noruega

Los automóviles y los vehículos son responsables de casi el 15 por ciento de las emisiones globales de CO2, que aumentan la contaminación del aire y los problemas de salud respiratoria y aceleran el cambio climático. Gobiernos y ambientalistas de todo el mundo buscan soluciones. En las naciones más ricas, un enfoque muy popular es la electrificación de los automóviles, y muchos miran a Noruega como un ejemplo exitoso.

Se  espera que el mercado mundial de vehículos eléctricos (EV) alcance un valor de 623.000 millones de dólares en 2024, y crezca de manera constante a casi un 10% anual hasta 2028. El mercado resultante sería de más de novecientos mil millones, con ventas estimadas de unos 17 millones de vehículos. Y Noruega está a la vanguardia de este movimiento. Según The New York Times, el 80% de todos los coches vendidos en 2022 en la nación escandinava fueron eléctricos.

Pero es que hace años, mientras los principales fabricantes de automóviles aún lidiaban con una tecnología imperfecta, Oslo ya trabajaba para transformar silenciosamente sus calles en un paraíso para los autos eléctricos. ¿Cómo se convirtió esta ciudad nórdica en la capital mundial del vehículo enchufable?

Hacia un Futuro más Verde

El viaje de Oslo hacia la movilidad eléctrica comenzó con una visión clara. La ciudad estableció ambiciosos objetivos ambientales, con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un asombroso 95% entre los años 2009 y 2030.

El transporte, tan crucial en las emisiones en Oslo como en la mayoría de capitales europeas, se convirtió en un objetivo principal. Los responsables políticos reconocieron el potencial de los vehículos eléctricos y comenzaron a sentar las bases para un cambio a gran escala.

Incentivar el Cambio

Al comprender la barrera del coste inicial para los vehículos eléctricos, Oslo implementó un conjunto de incentivos financieros para hacerlos más atractivos a los consumidores. La ciudad implementó exenciones de impuestos en la compra, tarifas de registro reducidas y la importantísima exención de los cargos por congestión que afectaban a los vehículos a gasolina que accedía al centro de la ciudad.

El mensaje era claro: poseer un vehículo eléctrico conllevaba importantes ventajas económicas.

Construcción de la Infraestructura

Una infraestructura de carga sólida  es vital para la adopción generalizada de vehículos eléctricos. Oslo se dio cuenta de esto y se embarcó en una importante expansión de las estaciones de carga en toda la ciudad.

Desde cargadores públicos colocados estratégicamente hasta alentar a comunidades de vecinos y empresas a instalar puntos de carga en sus edificios, la ciudad se aseguró de que encontrar un lugar donde recargar el vehículo no fuera una barrera para los conductores.

«Aunque pasaron muchos años antes de que el uso del vehículo eléctrico realmente despegara, cosa que hizo alrededor de 2011, esos esfuerzos fueron un éxito porque se estableció el marco adecuado para el coche eléctrico: barato de comprar, barato de usar, práctico y conveniente», afirmó Sture Portvik, líder del proyecto de movilidad eléctrica en Oslo, en una entrevista a Intelligent Transport.

Predicar con el Ejemplo

El gobierno de la ciudad no solo predicaba sobre un transporte más verde, sino que lo ponía en práctica. Oslo sustituyó su propia flota municipal por vehículos eléctricos, lo que demuestra su compromiso con la causa. Ver a los funcionarios de la ciudad navegar por las calles en autos enchufables envió un poderoso mensaje a sus habitantes, normalizando la movilidad eléctrica y fomentando la confianza pública en la tecnología.

Un Esfuerzo Colaborativo

Pero la historia de éxito de Oslo no es solo una iniciativa del gobierno. La aceptación y el impulso de sus habitantes jugó un papel crucial. Las campañas de concienciación educaron a los residentes sobre los beneficios de los vehículos eléctricos, mientras que las asociaciones entre fabricantes de automóviles y empresas energéticas garantizaron que se dispusiera de una gama más amplia de vehículos eléctricos y que la infraestructura de carga fuera fácilmente accesible.

El Camino por Delante

La transformación de Oslo sirve como modelo para otras ciudades que buscan un futuro más sostenible. Si bien persisten los desafíos, como la ansiedad por la autonomía de las baterías y por garantizar el acceso equitativo a la energía para todos los ciudadanos, la historia de Oslo aúna visión de futuro, colaboración y compromiso con el progreso.  

A medida que la tecnología de las baterías continúa evolucionando y la infraestructura de carga se expande, es probable que la posición de Oslo como la «Capital del Vehículo Eléctrico» de Europa se solidifique, inspirando a otras ciudades a seguir su ejemplo en la carrera hacia un futuro menos contaminado y más sostenible.

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